Las lesiones oncológicas que el confinamiento por coronavirus puede dejar
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18 mayo, 2020Ildefonso Hernández, experto en Salud Pública y Epidemiología, comparte con la AEDV su visión de cómo la pandemia por coronavirus ha evolucionado en España, su valoración sobre la respuesta de la sociedad civil y científica y la forma en que siguen actuando frente a esta amenaza para la salud de todo el planeta.
El Prof. Dr. Hernández es catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández (Alicante), fue Director General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Política Social entre 2008 y 2011, miembro del Comité Permanente del Comité Regional para Europa (OMS) y presidente de la Sociedad Española de Epidemiología y de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.
¿Por qué ha habido tanta diferencia entre los países asiáticos y los mediterráneos en cuanto a porcentaje de afectados, realización de pruebas y seguimiento de casos sospechosos?
Aquellos países que, en el último decenio, tuvieron golpes serios de epidemias, como fue el SARS en China o el MERS, que afectó a Corea con una gran mortandad entre el personal sanitario, estaban más concienciados del riesgo de una pandemia. En cambio, España y otros países europeos habían bajado la guardia desde que la gripe A de 2009 no tuviera un gran impacto. Por entonces se pensó, en un inicio, que esa gripe podía generar una letalidad alta, pero no dio lugar a tal expectativa. El bajo impacto de la gripe A hizo bajar la guardia frente a una pandemia.
Precisamente, en aquellos años se estaba pensando crear un Centro Estatal de Salud Pública e invertir en servicios de prevención. De hecho, hubo un anteproyecto de ley de Salud Pública en 2011 donde se había planificado la creación de esta agencia, pero se rebajó a un solo artículo, no se desarrolló. Y la agencia se quedó en nada. Creo que, en parte, el hecho de que la gripe A no generase graves problemas y, después, la crisis económica hicieron que se dejara de invertir en asuntos a largo plazo, como puede ser la educación, la Salud Pública, la investigación….
Las Comunidades Autónomas no han prestado atención a la Salud Pública. La Prevención no tiene éxito porque los resultados se ven a largo plazo y sólo políticos sensatos lo tienen en cuenta. Ahora, estoy empezando a escuchar desde el Gobierno que se retoma la idea del Centro Estatal de Salud Pública, esperemos que sea así.
La desinversión en Salud Pública ha sido una constante, no sólo en España, sino también en países como Estados Unidos donde se desmanteló el Comité de Seguridad Sanitaria, un grupo de alto nivel. La creación de un Centro Estatal es necesaria para organizar una red de conocimiento y capacidad científico técnica para diseñar unos planes de actuación. Tenemos a grandes sanitarios, investigadores y expertos en Salud Pública y áreas relacionadas, pero no están organizados. A veces sus recomendaciones aparecen en diferentes medios que tienen la fuerza que tienen y se pierden en el camino. No se ha aprovechado el caudal de creatividad y excelencia para organizar todas esas aportaciones y reunirlas en una entidad con voz autorizada.
¿Qué ha hecho Alemania tan bien para que la pandemia no haya generado tantas muertes como en España?
Allí el virus no ha alcanzado tanto a las residencias de ancianos. Da la impresión, porque todavía es pronto para sacar conclusiones, que el virus ha circulado de otra manera. No hay que perder de vista las diferencias, en términos de relaciones sociales, que hay entre Alemania y España o entre Alemania e Italia. Las familias aquí se relacionan mucho más con sus mayores. En nuestro país la transmisión comunitaria ha sido muy grande, seguramente, porque tenemos un mayor contacto social entre familias y amigos.
También hemos tenido un mayor porcentaje de infecciones en el ámbito sanitario. Sin embargo, los indicadores de calidad del sistema sanitario español son mejores que los del alemán, aunque ellos tienen más medios. Pero no podemos sacar conclusiones hasta no tener todos los datos. Porque, por ejemplo, Murcia tiene unos números mucho mejores que Alemania en esta pandemia, ¿eso quiere decir que lo ha hecho mejor que este país?
Son muchos los factores que están detrás de la evolución de una pandemia como, por ejemplo, la densidad de población, el volumen de traslados, por negocios, comercio, el tipo de transporte… No sabemos todavía qué ha podido pesar más. Sí parece que la densidad de población tiene peso en esta pandemia, pero como digo todavía hay que valorar muchos factores.
¿Dónde están los mayores riesgos de contagio?
Los brotes en Wuhan se dieron en más de un 80% de las ocasiones en transportes colectivos, centros cerrados y familias. Es cierto que no se debe bajar la guardia en la calle porque, aunque el riesgo sea mucho menor, cualquier contagio se puede multiplicar por las vías mencionadas y generar de nuevo brotes. Pero debemos poner énfasis en los lugares cerrados como los centros de trabajo, el transporte, etc.
¿Qué se puede hacer sin una vacuna para frenar la pandemia?
Nos enfrentamos a esta pandemia con medidas de siglos anteriores, medidas de prevención clásicas como son la identificación de casos, el seguimiento de contactos, la cuarentena y el confinamiento. Si no cambia el virus, vamos a tener que seguir así, vigilándolo. Porque, tal y como refleja ahora el estudio de Sanidad, el porcentaje de personas contagiadas es bajo. No hay inmunidad de rebaño. También vemos que hay personas que no son susceptibles a la infección a pesar de haber estado en contacto estrecho con personas enfermas, imaginamos que será debido a algún tipo de receptor celular o condiciones genéticas que les protegen de la infección. En realidad, todavía hay mucho que se desconoce, aunque cada vez sabemos más de este virus.
En esta situación, ¿no serían útiles las pruebas diagnósticas masivas?
Realizar pruebas masivas no es imprescindible. Hay que hacer las pruebas con cabeza. Porque si haces PCR en una empresa y los empleados dan negativo, ¿qué haces, repites las pruebas a la semana siguiente? ¿Y otra vez a la siguiente? Y así, ¿durante cuánto tiempo?
En cuanto a las pruebas de anticuerpos, todavía falta un poco, porque no son demasiado exactas.
Yo les veo sentido a estas pruebas en grupos de riesgo o en personas con síntomas, pero todavía no veo utilidad en realizarlas de forma masiva.
De momento, tanto si eres positivo en las pruebas (porque la infección esté activa o la hayas tenido) como si no, hay que seguir siendo muy estricto con la limpieza personal, con la limpieza en los lugares de trabajo, intentar ventilar mucho, dejar puertas y ventanas abiertas…
A pesar de no haber un Centro Estatal de Salud Pública, ¿cómo cree que ha reaccionado la sociedad? ¿Y los sanitarios y otras entidades como las sociedades científicas?
Las sociedades científicas han reaccionado muy bien. Están al día de lo que está pasando con esta infección y lo transmiten de forma rápida. Un ejemplo es lo ocurrido con los dermatólogos y las manifestaciones cutáneas, y también con los neurólogos, en relación con la anosmia. Porque estos síntomas no estaban vinculados a la COVID-19 y, sin embargo, los clínicos se fueron percatando de lo que ocurría, se han hecho estudios, comunicados, avisos, etc. para dar a conocer estos síntomas y para llevar a cabo investigaciones científicas. Las sociedades científicas han actuado rápido.
Por otro lado, creo que la reacción del personal sanitario ha sido elogiable. Los servicios de salud pública han trabajado hasta la extenuación.
Lo que ha faltado ha sido un plan de preparación y respuesta organizada ante una situación de tal calibre: personal suficiente, camas, mascarillas, trajes… Había pocos recursos, y así es difícil trabajar y hacerlo de forma segura.
Sin un Centro Estatal de Salud Pública que organizara todo esto, que tuviera recursos en previsión de una pandemia, es complicado hacerlo mejor. Los profesionales y la sociedad civil se han organizado muy bien a la hora de adoptar medidas técnicas. Lo han hecho ellos solos.