El GEDEI informa sobre la práctica de la dermatoscopia durante la pandemia SARS-COV-2
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22 junio, 2020La pandemia por coronavirus en la Comunidad Valenciana no tuvo tanto impacto como en otras comunidades, aunque su rastro ha dejado huella con más de 11.400 contagios y 1.400 fallecidos, siendo la capital autonómica la más afectada por la COVID-19 con 2.147 contagios. Ahora, después de tres meses después de estado de alarma y confinamiento, el 90% de las localidades valencianas están sin rastro del coronavirus en las dos últimas semanas y expectantes con lo que pueda acontecer este verano.
Ignacio Torres estaba terminando su residencia en dermatología en el Hospital La Fe de Valencia cuando se decretó el estado de alarma. Aunque estuvo preparado para desarrollar cualquier tipo de tarea en esta pandemia, la situación en su hospital estuvo controlada y no hizo falta pasar a formar parte del equipo Covid en las plantas donde estaban ingresadas las personas con esta infección.
“Me apunté como voluntario, pero la atención a este tipo de pacientes finalmente fue impartida por internistas y neumólogos, no hizo falta que otros especialistas, como los dermatólogos, estuviésemos involucrados directamente. En mi hospital, los residentes en dermatología pudimos seguir trabajando en dermatología durante la pandemia”, explica este ahora especialista en dermatología.
Recuerda que su rutina en esos días pasó a ser a atender las consultas que llegaban vía teledermatología, aunque diferían a como se habían realizado hasta ese momento. “Antes nuestro vínculo con el paciente era vía médico de familia que se encargaba de hacer fotografías a las diferentes lesiones con las que llegaban los pacientes a la consulta de primaria. Sin embargo, durante la pandemia, fueron los pacientes los que enviaban las imágenes a los médicos de primaria y ellos las remitían a dermatología”, apunta.
Si echa la vista hacia atrás y resume lo que fueron estas semanas de pandemia, reconoce que hubo algo de miedo, que más bien era prudencia frente a lo que podría ocurrir, que se fue diluyendo a medida que pasaron los días y comprobaron cómo en su hospital no hizo falta un exceso de recursos. Ignacio también echó de menos trabajar de forma habitual durante y después de las semanas más intensas de la pandemia. “La vuelta a la normalidad se ha traducido en ver a un menor número de pacientes y eso, para un médico, no es una buena noticia”.
Por otro lado, el final de su trabajo como residente en el Hospital La Fe le ha conllevado la ausencia de trabajo. “Me he formado en un servicio muy completo. Estoy contento de haber elegido este hospital porque he aprendido mucho y de todo y esos eran mis objetivos, pero tenía la expectativa de trabajar al finalizar mi residencia y, de momento, no es así por lo menos en la sanidad pública, aunque sí lo haré en la privada”, explica.
Sin embargo, sus planes no han finalizado con la formación como residente, “me quiero especializar en toxicodermia y linfomas. Espero que esto me ayude a encontrar un trabajo. El caso es que hay mucha demanda por parte de los pacientes en dermatología, creo que debería de haber más oferta de trabajo”, concluye.