
Entrevista al Dr. Antonio Tejera Vaquerizo
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¿Cuánto tiempo lleva operativo el Grupo de Linfomas Cutáneos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)?
El Grupo Español de Linfomas Cutáneos (GELC) de la AEDV se constituyó en el año 2007 durante el Congreso Nacional de la AEDV en Granada. Previamente había ya en nuestro País varios dermatólogos dedicados a esta patología, que fueron pioneros y realmente, la clave de la historia de los Linfomas cutáneos dentro de la Dermatología Española, siendo esenciales por su contribución en la docencia y formación de los dermatólogos en esta difícil patología.
Desde su creación, el grupo ha trabajado de forma continuada en promover el conocimiento, la investigación y la mejora asistencial. Ha sido sin duda, el promotor principal para la creación de consultas monográficas en hospitales y en la formación de dermatólogos interesados.
¿Desde cuándo perteneces a él?
Formo parte del Grupo desde el año 2013, una experiencia que ha marcado de forma muy positiva mi ejercicio profesional. Esta vinculación me ha permitido participar en iniciativas científicas como estudios multicéntricos, registros de pacientes, así como en actividades formativas orientadas tanto a especialistas como a residentes.
El Grupo ha sido un entorno excepcional para desarrollar una formación especializada en linfomas cutáneos, gracias a la colaboración, accesibilidad y, sobre todo, al alto nivel de experiencia clínica y científica de sus miembros. Esta cercanía y disposición para compartir conocimientos han sido fundamentales para adquirir una comprensión profunda y actualizada de la patología y me han permitido crecer no solo como dermatóloga, sino también como investigadora.
¿Qué valoración realizas sobre ello?
Mi valoración global es muy positiva. Además, el componente humano del Grupo ha sido siempre estimulante y enriquecedor. La colaboración entre compañeros con un interés común en una patología compleja y que requiere conocimiento y experiencia por la gran variabilidad clínica y su potencial gravedad, ha fortalecido mi motivación para seguir profundizando en esta área donde los dermatólogos somos esenciales.
¿Qué avances se han producido a lo largo de los años que lleva operativo? ¿Qué destacas de sus inicios?
Desde sus inicios, el grupo ha desempeñado un papel fundamental en la visualización de los Linfomas cutáneos. Ha participado activamente en la realización de estudios multicéntricos y a lo largo de su trayectoria, ha contribuido significativamente a la elaboración de consensos diagnósticos y guías clínicas. Asimismo, ha organizado jornadas formativas y fomentado el interés por esta patología entre dermatólogos en las primeras etapas de su carrera profesional. Uno de los logros más destacados ha sido la creación de un registro nacional de pacientes, en colaboración con la Unidad de Investigación de la AEDV que actualmente impulsa estudios multicéntricos a nivel nacional.
¿Cuáles son las innovaciones que vas a incorporar a partir de tu coordinación?
Uno de nuestros principales objetivos será reforzar la colaboración multidisciplinar, fomentar nuestro registro nacional de casos y la formación continuada de los miembros mediante cursos y reuniones presenciales y online.
Me gustaría que este grupo continuara inspirando a más dermatólogos a apasionarse por los Linfomas cutáneos, que vean en esta subespecialidad no solo un reto diagnóstico y terapéutico, sino también una oportunidad para crecer, investigar y marcar la diferencia en la vida de los pacientes. Quiero fomentar una colaboración real con la asociación de pacientes, acercarnos más a sus necesidades y caminar juntos. Y me gustaría que disfrutemos aún más de lo que hacemos, que trabajar en este grupo no sea solo una tarea, sino una fuente de ilusión, de conexión y de orgullo compartido.
Un reto es homogeneizar la atención al paciente en todo el territorio nacional y garantizar el acceso equitativo a las terapias en todos los centros hospitalarios.
Como dermatóloga, coordinadora del grupo y también responsable de Linfomas cutáneos en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, ¿cuál es el balance que haces a día de hoy de todos los avances que se han producido en esta subespecialidad de la dermatología?
El balance es claramente positivo. Se ha mejorado en el diagnóstico gracias al acceso a herramientas moleculares y a una mayor formación entre los dermatólogos. En el tratamiento, contamos con terapias más dirigidas, mejor toleradas y con mejores resultados, especialmente en formas avanzadas. También hay un mayor conocimiento de la biología de los linfomas cutáneos lo que abre la puerta a una medicina más personalizada.
¿Qué futuro le espera a los linfomas cutáneos y cuál es el próximo reto al que se enfrenta?
El futuro siempre debe ser esperanzador. Nos encontramos ante una era de medicina más personalizada y con terapias más dirigidas. Aun hay retos fundamentales como encontrar un biomarcador en etapas iniciales con aplicabilidad clínica que nos permitiera un diagnóstico más precoz. Y por supuesto, que existan más opciones terapéuticas y que podamos minimizar algunos efectos adversos de las terapias existentes en la actualidad.
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