ENTREVISTA | Dr. Navarro Guillamón: “Pienso que la ética y la visión humana del paciente deben ser inherentes a la práctica médica”
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1 diciembre, 2021El imparable avance en el campo de los láseres dermatológicos, así como su creciente utilización, precisa de una actualización constante de conocimientos. Cumpliendo este objetivo, hoy se celebra un taller en el que participa el Dr. José Manuel Miralles López.
Este curso-taller, que se incluye dentro del programa de “Dermatología Práctica 2021”, pretende proporcionar una visión integral de la situación actual de los dispositivos de luz (láser y luz pulsada) en sus distintos ámbitos (láser ablativo, láser vascular, eliminación de tatuajes, manejo de lesiones pigmentadas, luz pulsada intensa) como armas terapéuticas del dermatólogo. Como indica el coordinador, “va a resultar de interés tanto para especialistas con experiencia como para residentes, ya que proporciona una visión global y actualizada de los equipos disponibles actualmente, resume los conceptos e indicaciones claras, y plantea las expectativas que se deben tener con cada uno de estos recursos”; como añade el experto del Centro Miralles Dermatología (en Palma de Mallorca), “queremos transmitir por qué es útil un dispositivo de luz, cuál escoger y en qué casos, y qué podemos esperar”.
Evolución y ventajas
La evolución de los láseres en los últimos años ha sido extraordinaria, destacando sobre todo el espectacular desarrollo de los láseres ablativos, y muy especialmente el CO2. “De mi primer equipo al actual, en estos más de 20 años, hemos ganado enormes posibilidades de aplicación: las luces pulsadas con la reducción de pulsos, los láseres de colorante pulsado y sus usos en patología dermatológica, el papel de los láseres fraccionados no ablativos en la normalización cutánea y, sin duda, los equipos de pulso en picosegundos que no solo han mejorado nuestra capacidad en la eliminación de tatuajes, sino que, además, los modos fraccionados nos proporcionan nuevos mecanismos de actuación (LIOBS) y nos abren el espectro de pacientes permitiendo trabajar con seguridad y eficacia en fototipos altos”, indica el Dr. Miralles.
La principal consecuencia de esta tremenda revolución es que se ha ganado en eficacia y seguridad, y se han ampliado indicaciones. A juicio del coordinador de este taller, “la evolución de los dispositivos de luz no sólo nos amplia el espectro de posibilidades de tratamientos y el espectro de pacientes, sino que también nos permite actuar con mayor seguridad”; de esta forma, añade, “creo que los límites están en el conocimiento de la técnica y en el correcto conocimiento de la respuesta de la piel a la emisión de energía lumínica”.
La importancia de la formación
Sin embargo, los beneficios que aportan estos dispositivos de luz precisan que el ‘laserista’ que los usa tenga unos conocimientos adecuados de la física de la luz que, junto con los conocimientos de la piel propios del especialista en Dermatología son la base de la utilización con éxito de un láser. Según admite José Manuel Miralles, “la curva de aprendizaje puede ser más o menos compleja, dependiendo de los distintos dispositivos”; en cualquier caso, según recalca, “el dermatólogo cuenta con los conocimientos esenciales para obtener el máximo rendimiento de los dispositivos de láser y luz pulsada y, por tanto, dispone de la base adecuada para que una vez formado en el empleo del láser dermatológico, proporcione el mejor resultado posible a los pacientes”.
El láser y la luz pulsada ocupan un lugar importante en la práctica dermatológica, no sólo para indicaciones de carácter estético, sino también para mejorar y resolver distintas condiciones dermatológicas. Los láseres de CO2 en modo quirúrgico permiten la eliminación con precisión de numerosas lesiones con excelentes resultados; en el modo fraccionado, además del rejuvenecimiento, logran la remodelación de cicatrices, y el delivering de fármacos utilizando los canales de ablación abre un gran espectro de posibilidades.
Lo que hay, y vendrá
Las luces pulsadas, al reducir los pulsos, nos han permitido llegar prácticamente a efectos como los de los láseres de colorante pulsado en mancha de vino de Oporto, sin púrpura. Por su parte, los láseres de colorante pulsado, aparte de sus indicaciones vasculares, están aportando numerosas opciones terapéuticas en condiciones como molluscum resistentes o CBC en el síndrome de Gorlin. Los láseres fraccionados no ablativos también son un arma muy útil en la remodelación de cicatrices y, en general, para lograr el efecto de normalización cutánea, y en el manejo del liquen escleroatrófico.
Y en cuanto a la aportación de los láseres fotoacústicos, el Dr. Miralles resalta “la creciente utilidad tanto de los de pulso de nanosegundos como de los láseres de pulso de picosegundos, siendo especialmente interesante el empleo de estos últimos en el manejo eficaz y seguro de pieles con fototipos altos, así como en la obtención de resultados mucho más satisfactorios en la eliminación de tatuajes”.
De todos estos dispositivos, el experto del Centro Miralles apunta los que considera más prometedores. “Los láseres de CO2 están experimentando una enorme evolución tecnológica, que los hace prácticamente imprescindibles en la consulta del dermatólogo; por su parte, los láseres fotoacústicos o láseres de pigmentos, gracias a los pulsos de picosegundos y sus modalidades fraccionadas, abren un nuevo campo en el mundo del láser”.
En definitiva, como concluye el Dr. Miralles, “no cabe duda que el láser dermatológico es una rama fascinante de nuestra especialidad que está en constante evolución. El dermatólogo, con su conocimiento de la piel sana y enferma, es quien, adecuadamente entrenado, va a proporcionar el máximo rendimiento en favor del paciente”.