Coronavirus | “El paciente que viene a estas consultas tiene menos riesgo que cuando va a un supermercado”
24 abril, 2020Coronavirus | “Hemos atendido a 4.600 pacientes en seis semanas con nuestro sistema de teledermatología”
29 abril, 2020Ayuda, preocupación, entrega, insatisfacción, protección, organización… Son algunas de las palabras que se repiten en el discurso de la Dra. Rosa Díaz Díaz, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Infanta Sofía en Madrid, sobre lo ocurrido en lo que llevamos de pandemia en su centro de trabajo. Sobre el horizonte, y ahora en su día a día, la planificación de la reapertura de un servicio que se ha visto transformado estas semanas y que tiene que volver a ponerse en marcha para atender a los miles de pacientes que cada año atienden por problemas dermatológicos. Todo un reto.
Lo primero que sale de la boca de esta especialista es agradecimiento y palabras de orgullo hacia los médicos residentes. “Se han puesto a disposición y han hecho todo lo que se les ha pedido: urgencias, asistencia a residencias de ancianos, información a los familiares de ingresados, atención a los pacientes COVID-19, diagnóstico de lesiones cutáneas de estos pacientes, valoración del propio personal sanitario, difusión de recomendaciones del GEIDAC sobre cuidados de la piel… La respuesta ha sido espectacular”.
Su experiencia personal ha sido intensa ya que ha pasado incluso por una sospecha de infección COVID-19. “En mi servicio somos 11 dermatólogos y hemos estado cuatro de baja. En mi caso, me hicieron la prueba y fue negativa y ahora ya me he incorporado. De los cuatro, ya estamos tres trabajando de nuevo”, señala.
Durante los días en que los hospitales han sido ‘invadidos’ por el coronavirus, en este centro madrileño se han dejado de hacer ciertos tratamientos y pruebas para prevenir el contagio, como el de fototerapia o las pruebas epicutáneas. “Hemos llamado a todos los pacientes que considerábamos que había que hacer seguimiento, controlar tratamientos y algunos nuevos por su situación. La actividad asistencial a pacientes dermatológicos se ha reducido mucho”, explica.
Esta semana algunos dermatólogos van a empezar a reforzar el servicio de Salud Laboral para empezar a realizar tests rápidos al personal del hospital y, cuando estén los resultados, se encargarán de informar con el resultado a cada uno de ellos. “Ya estábamos echando una mano a este departamento para hacer seguimiento de aquellos compañeros que están de baja, conocer su evolución y necesidades”.
La Dra. Díaz Díaz señala que también parte del servicio de Dermatología ha colaborado con Medicina Preventiva para hacer el registro de pacientes COVID-19 ingresados. “Es algo importante y el departamento de Medicina Preventiva, que tenía poco personal de base, ahora nos necesita todavía más porque ha tenido alguna baja”.
Cuando se le pregunta si ha sido complicada la adaptación, esta especialista señala que la organización previa a la pandemia ha ayudado a poder distribuir el trabajo durante esta avalancha de casos. “Cada uno nos hemos dedicado a una cosa y cada persona sabía lo que tenía que hacer cada día. Hemos trabajado en pequeños equipos. Desde el minuto cero, todos los dermatólogos se pusieron a disposición del hospital para lo que hiciera falta. Nos fuimos organizando en función de lo que se iba requiriendo. Así ha ocurrido en general con todos los profesionales. Todos nos hemos especializado en algo”.
Sin embargo, esa entrega no resta esfuerzo o sinsabores a todo el proceso, por la complejidad y las incertidumbres generadas por la pandemia. “No ha sido todo maravilloso, pero la dedicación del personal ha sido extraordinaria. Este no es un hospital muy grande y todo el mundo se ha volcado. Tan sólo hay que ver que hemos pasado de tener 8 camas de UCI a 34 y eso implica mucho trabajo no solo del personal sanitario sino también del personal de mantenimiento, de limpieza… Todo el mundo ha estado muy preocupado de todos los demás”, destaca la Dra. Díaz Díaz.
Volver a la ‘normalidad’
Pero si ha sido largo y arduo el camino andado, no se dibuja mucho mejor el que queda por recorrer hasta llegar a una ‘normalización’ de la atención sanitaria. “Está claro que hay que reiniciar. Estamos diseñando cómo vamos a ponernos en marcha, y no va a ser con la estructura que teníamos antes. No podemos volver en las mismas condiciones ni con los mismos circuitos ni con el mismo volumen de pacientes”, explica.
La incertidumbre, la cautela y la transigencia serán las bases donde se asentará el día a día que vendrá. “Tenemos que reconstruir todos los procesos: rediseñar las pruebas funcionales, la citación de las consultas, cómo debe llegar el paciente, cómo serán las salas de espera… Habrá que pedir a la población que, si su proceso no es importante, se lo piense antes de acudir a un hospital. El circuito que se planifique, para hacer lo más seguro posible todo el proceso, dependerá en gran parte de la estructura del hospital”.
Esta dermatóloga considera que la mentalidad, además de los procesos, debe cambiar. “En nuestro hospital tenemos un servicio de teleconsulta que no es lo más rápido para el médico de Atención Primaria. Tendremos que cambiar algo, conseguir un sistema de teleconsulta ágil, pero también tenemos que modificar nuestra mentalidad: la del especialista, la del médico de Primaria y la del paciente. Tenemos que asumir que no se hará todo perfecto, porque la estructura que antes nos permitía trabajar bien, ahora ya no está, la estamos construyendo. En este nuevo proceso habrá personas clave, como el personal de limpieza y el auxiliar, que serán extremadamente importantes. Es como volver a construir de nuevo un hospital, los planos de un hospital”.