Coronavirus | “Creo que los residentes de último año deberían haberse promovido a adjuntos”
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9 abril, 2020El volumen de pacientes con sintomatología grave por coronavirus en la Comunidad de Madrid impulsó la creación del hospital temporal más grande de España, el de Ifema, que cuenta con 1.300 camas, pero ampliables hasta 5.500, de las que 500 pueden ser de UCI. Este hospital de campaña abrió sus puertas el pasado miércoles no sin algún problema de material y organización, pero una semana después parece que se van solventando sobre la marcha cada nuevo problema.
En él trabaja de forma voluntaria, la Dra. Almudena Nuño, dermatóloga del Hospital de La Paz de Madrid, otro de los grandes centros que atiende casi exclusivamente a pacientes afectados por el SARS-CoV-2.
Parece extraño que, trabajando en este gran hospital de Madrid, uno se postule de forma voluntaria para colaborar en Ifema. Sin embargo, esta dermatóloga señala que la excelente organización de La Paz ha permitido que algunos médicos se dediquen solo a cubrir las consultas, en su caso las de dermatología, unos días a la semana, por lo menos de momento o hasta que no tengan que cubrir la baja de algún compañero.
“Vivo sola, y como tenía vacaciones de Semana Santa y algunos días libres, decidí presentarme voluntaria para trabajar en Ifema. Sentía la necesidad de hacer algo más”, explica.
Sistema de equipos
Lleva desde el sábado trabajando en el Hospital temporal de Ifema en Madrid. No vivió, por tanto, los primeros días que le han dicho que fueron un poco más caóticos. Ahora, aclara, todo está muy bien organizado. “Es increíble que se haya montado un hospital tan grande en tan pocos días. Es gigante, tenemos un pabellón, el 5, donde están las comidas para los trabajadores, y el 7 y el 9 donde están los pacientes, en este último además está la UCI”.
Se organizan por controles que abarcan 50 pacientes que son atendidos por 4 médicos (uno de ellos es el senior, ella, en su caso), 4 enfermeras, 2 auxiliares y 1 celador. Cada médico lleva unos 12-15 pacientes, dependiendo de la gravedad que tengan.
El trabajo se divide en tres turnos, de 8 a 15 horas, de 15 a 22 horas y el de la noche. “Ahora van a empezar a hacerse guardias. La organización va cambiando, se va adaptando a la situación. También lo hacen los protocolos terapéuticos, según se modifica la evidencia científica. Esta es una enfermedad que no conocemos bien. Los pacientes me hacen preguntas que a veces no sé responder, por ejemplo, si se pueden volver a contagiar: parece que no, pero no se sabe con certeza si el virus muta lo suficiente”.
Un ambiente solidario
Se siente optimista con respecto a lo que puede ocurrir, “creo que conseguiremos salir bien”, y sobre cómo están reaccionando las personas en esta pandemia: “todos nos ayudamos. En el hospital, hay un ambiente de colaboración. Me llama la atención lo disponible que está todo el mundo para ayudar. En esta crisis está saliendo lo mejor de cada uno, incluso de los propios enfermos”.
Reconoce que, cuando se planteó ofrecerse como voluntaria, tuvo respeto por unos pacientes, una enfermedad, que no están dentro de su especialidad. “Estuve estudiando las guías, leyendo artículos, viendo resúmenes de internistas en vídeos que ha subido a YouTube y que ayudan mucho. Con esto y teniendo en cuenta que, aunque atiendes a muchos pacientes es siempre la misma enfermedad, he comprobado que puedo ayudar como otros especialistas”, apunta.
A pesar de las dificultades, como el dolor en la cara por llevar todo el tiempo puesta la mascarilla y la pantalla protectora, y de algunos problemas que surgen por la provisionalidad y envergadura de este hospital, explica que “duele ver tantas críticas. Hay que pensar que este es uno de los hospitales más grandes que se han hecho, creo que es mucho más grande que el de China. La falta de material los primeros días se ha resuelto, pero ese es un problema común en todos los países, o en una gran mayoría de los que están registrando miles de casos de coronavirus al mismo tiempo. Ahora ya todos los trabajadores en Ifema contamos con trajes y medidas de protección”.
Gran hospital y problemas cambiantes
La Dra. Nuño no es la única que muestra entusiasmo por este hospital. Hace unos días, el propio jefe de expertos COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Bruce Aylward, calificaba de “extraordinario” este hospital de campaña de 85.000 metros cuadrados. Este especialista señalaba que se trata de “una instalación increíble para desahogar los hospitales” y que, aunque le ha recordado al que se construyó en Wuhan, aquel albergaba sólo a pacientes leves mientras que este acoge también a pacientes graves.
El “retrato robot” de este hospital no es un dibujo de colores, existen problemas, dificultades difíciles de solucionar, como el sonido que hace la lluvia sobre la estructura metálica o la luz que molesta a algunos pacientes para dormir. “Se intentan solucionar. Por la noche las luces se bajan, pero siempre hay algo de luz residual, por lo que ahora se han repartido antifaces”.
Cuando se le pide a la Dra. Nuño que describa lo que está viviendo estos días, se queda pensando y señala que “es muy duro y muy gratificante. Cuando le damos el alta a un paciente, todos aplaudimos. Ellos te dicen que no sabe cómo agradecerte la atención. Pero cuando uno se hace médico, lo hacemos para salvar vidas y ayudar”.
Finalmente, concluye con un mensaje positivo: “creo que, entre todos, lo vamos a conseguir. El que se queda en su casa también está colaborando mucho”.
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