“Este virus nos ha dado una cura de humildad, nuestra Sanidad no estaba preparada”
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16 abril, 2021No se puede calcular con precisión en términos de mortalidad cómo ha afectado la pandemia a la atención a las personas con cáncer. Sin embargo, sí se conocen algunos datos que conducen a pensar que probablemente se incrementará la mortalidad asociada al número de tumores no diagnosticados o detectados en fases más tardías.
El confinamiento y el miedo a un posible contagio por SARS-CoV-2 supusieron que un 20% de los casos de cáncer no fuesen diagnosticados o se detectaran más tarde.
Esta es una de las conclusiones obtenidas en la sesión La oncología en tiempos de COVID-19 celebrada este martes en el II Congreso Nacional COVID, en el que participan 80 sociedades científicas, entre ellas la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Tal y como expuso la Dra. Teresa García, del Hospital Universitario Santa Lucía de Cartagena, Murcia, en los meses de marzo a junio, el número de primeras consultas en oncología se redujo un 21% de media, con un descenso máximo del 32% en abril y mayo de 2020.
En relación con las consultas de seguimiento, si bien es verdad que disminuyó un tercio las visitas presenciales, también se multiplicó por 3 las realizadas telefónicamente.
El número de citologías se redujo un 57% y disminuyó un 30% el diagnóstico de cáncer con esta prueba. El descenso también se produjo en el número de biopsias realizadas, que bajó un 41%, así como en el diagnóstico de cáncer con esta prueba que disminuyó un 23,5%.
El confinamiento también tuvo impacto en los números en pacientes ya diagnosticados con un descenso del 14% del número de pacientes tratados en hospitales de día, con respecto al mismo periodo de 2019.
La cifra de tratamientos con quimioterapia también descendió un 9,5% con respecto al año anterior.
Los pacientes incluidos en un ensayo clínico fueron un 30% menos que los que se incorporaron en un ensayo en ese periodo de 2019.
Impacto emocional
El aislamiento social estricto y la pandemia por COVID-19 generó soledad en quienes estaban hospitalizados, miedo, déficit de atención psicosocial. Y no solo en ellos sino también en quienes estuvieron en confinamiento domiciliario estricto, con un contacto social mínimo.
“Los pacientes referían: o me muero de cáncer o me muero de COVID o me muero de pena”, ha explicado la Dra. García.
A pesar de todo se intentó suplir esta situación a través de nuevas estrategias como voluntariado online, tele-asistencia psicológica, envío de material y medicación a domicilio, etc.
También se pusieron en marcha protocolos clínicos y guías éticas, como la del Ministerio de Sanidad o la de la SEOM, para mantener la atención oncológica y para la toma de decisiones en caso de competitividad de recursos.
Esta oncóloga también reprochó que la situación derivó en un empeoramiento de la atención humana al final de la vida, por la restricción del acompañamiento a los pacientes infectados o no, así como un empeoramiento del soporte paliativo extrahospitalario al reorientar en muchos casos los equipos a la atención de los infectados.
No obstante, la Dra. Teresa García señaló los esfuerzos por mantener la atención oncológica, individualizando y adaptando las decisiones terapéuticas a cada paciente.
Concienciar y vacunar
Por último, esta especialista, así como el resto de ponentes de esta sesión, insistió en la importancia de concienciar a los pacientes en no demorar sus consultas, programadas o urgentes, ni abandonar tratamientos o exploraciones por miedo a la infección por coronavirus.
“Es clave también concienciar a las autoridades sanitarias para asegurar la actividad diagnóstica, terapéutica y asistencial para patologías distintas a la COVID, en las siguientes olas de la pandemia, y en concreto para mejorar la atención al final de la vida”, explicó.
Por último, recordó el enorme esfuerzo realizado por todos los profesionales, y en general por la sociedad e hizo una llamada de atención a los profesionales para tomar conciencia de la importancia de estar al lado de todos los pacientes con responsabilidad y creatividad, así como la importancia de ajustar las plantillas con algo de margen para responder a situaciones de emergencia, y que la clase política no utilice estas situaciones para beneficio partidista.
En esta sesión, la Dra. Isabel Echevarría, oncóloga del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, también habló de la necesidad de priorizar la vacunación a todos los pacientes oncológicos, tanto aquellos con enfermedad activa como los que están en seguimiento.
Esta especialista señaló que, mientras existan limitaciones en el suministro de vacunas, hay que garantizar la vacunación de aquellos con más riesgo:
- Pacientes con enfermedad tumoral activa y tratamientos potencialmente inmunosupresores
- Pacientes con cáncer de pulmón en tratamiento con inmunoterapia
- Pacientes con enfermedad avanzada
Cirugía torácica
Por su parte, en el Simposio del Comité Científico denominado La Cirugía Torácica en tiempos de pandemia, moderado por el Dr. Pedro Rodríguez Suárez, del Hospital Universitario Doctor Negrín en Las Palmas de Gran Canaria, se habló del impacto generado en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón.
Se señaló que habían pasado desapercibidos síntomas que provocan retrasos en el diagnóstico, hubo colapso de los servicios de radiología con retrasos en los TC/PET/TC, una disminución de la actividad de las unidades de diagnóstico rápido y una reducción de la actividad de Neumología intervencionista dedicada a los procesos oncológicos.
El Dr. Juan Carlos Trujillo, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, indicó que cerca del 40% de las intervenciones de cáncer de pulmón han sido demoradas a nivel mundial.
Hay que tener en cuenta que “existe hasta un 40% de aumento de morbimortalidad perioperatoria de aquellos pacientes que sufran la infección por SARS-CoV-2 en el posoperatorio“, explicó este especialista.
La atención ha tenido que adaptarse a cada escenario pandémico, siendo operados en el peor de los casos solo aquellos tumores más graves como los asociados a una sepsis o los que bloquean la vía aérea, y dejando para otro momento los casos más leves, algo que perjudica al pronóstico.