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13 enero, 2023La Dra. Myriam Viedma Martínez, es residente de tercer año y realiza su formación en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz. Nació en Pamplona y estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza.
Recientemente ha publicado en la revista NEJM acerca de novedades en la transmisión de Monkeypox.
Del 6 al 19 de julio de 2022, un total de 21 personas se infectaron con el virus de la viruela del mono (monkeypox) habiendo sido transmitido dicho virus a través de piercings y tatuajes en un mismo establecimiento en Cádiz.
Dra. Viedma, háblanos de esta publicación, ¿en qué consiste?
Se trata de una “Carta al editor” en la revista NEJM que describe la particular situación observada en nuestra localidad donde varias personas se contagiaron de la viruela del mono mediante un mecanismo de transmisión nunca antes descrito: a través de piercings y tatuajes.
¿Qué es la viruela del mono?
La viruela del mono se considera una zoonosis viral producida por el virus monkeypox que provoca una enfermedad similar a la viruela en el ser humano y que tradicionalmente se transmitía a través del contacto con animales salvajes reservorios del microorganismo (roedores, simios…).
¿Cuándo se detecta esta enfermedad en España?
Originariamente se consideraba una enfermedad endémica de África central y occidental, identificándose por primera vez en 1970 en la República Democrática del Congo. Desde entonces se habían notificado varios brotes esporádicos en dichas zonas, así como alguno fuera de la zona endémica, en relación con viajes y animales importados. Desde mayo de 2022, esta enfermedad ha ocasionado un brote mundial, siendo España uno de los principales países afectados. El pasado julio la OMS declaró este brote como una “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional”.
¿A raíz de qué se produce? ¿Cómo se transmite?
El mecanismo clásico de transmisión de la enfermedad era el contacto directo con animales infectados a través de heridas en la piel, las vías respiratorias o las mucosas. Aún no se ha identificado el reservorio de la viruela del mono (sugiriéndose animales salvajes como ardillas, ratas y diferentes especies de monos). En el brote actual, el principal mecanismo ha sido la transmisión directa entre humanos por contacto estrecho a partir de lesiones cutáneas durante actividades sexuales, habiendo afectado desproporcionadamente con más frecuencia a los hombres que mantenían relaciones sexuales con otros hombres (HSH).
¿Qué peculiaridad existe en el caso que diagnosticaste por primera vez en el HUPM?
En este contexto de propagación mundial de la enfermedad, observamos un brote de viruela del mono con un mecanismo de transmisión peculiar no descrito anteriormente: a través de la inoculación directa del virus mediante piercings y tatuajes. En estos pacientes, la presentación clínica de la enfermedad supuso un reto diagnóstico, presentándose las pseudopústulas típicas del lugar de inoculación del virus en sitios insólitos como en el pabellón auricular, nariz o directamente sobre tatuajes. Además, las características epidemiológicas de la enfermedad también fueron particulares, siendo las mujeres las principales afectadas por este brote, destacando un alto porcentaje de pacientes menores de edad.
¿Qué conclusión extraes de la investigación desarrollada a raíz de este caso diagnosticado?
El gran número de afectados por la enfermedad durante este brote mundial, así como su rápida propagación, pueden suponer el desarrollo de nuevas vías de transmisión del virus que conlleven presentaciones clínicas atípicas, debiendo permanecer alerta ante los signos característicos de la enfermedad.
¿Qué ha supuesto para ti que se publique esta información en la revista NEJM?
La oportunidad de haber podido comunicar al resto del mundo la situación tan particular vivida en nuestra localidad, así como alertar a los profesionales de este posible mecanismo de transmisión para su identificación precoz en caso de repetirse en otro lugar, consiguiendo con ello frenar su propagación y pudiendo mejorar así el estado actual del brote mundial que vivimos.
¿Por qué decidiste estudiar Medicina y por qué te decantaste por la especialidad de Dermatología?
Medicina era una carrera que me llamaba mucho la atención donde la materia impartida y la teoría me resultaban muy interesantes de estudiar y se juntaba además con la motivación adicional de pensar que en un futuro podría estar ayudando a mejorar la salud de los demás. Respecto a la especialidad de Dermatología, la asignatura me la impartió el Dr. Ignacio Querol en tercero de carrera y ya entonces me encantó, sobre todo por el diagnóstico clínico visual que conllevaba. Durante la elección en el MIR finalmente me decanté por Dermatología por la gran riqueza y diversidad de disciplinas que trataba: desde ser una especialidad eminentemente clínica que trata enfermedades sistémicas hasta ser una especialidad también muy quirúrgica, abarcando con ella enfermedades autoinmunes, oncológicas, infecciosas, pediátricas… e incluso la estética.
¿Por qué decidiste realizar tu residencia en Andalucía?
Mi elección de plaza tuvo lugar en un momento muy particular en pleno Estado de Alarma por el COVID y tuve mucho tiempo para pensar mi decisión. Durante este tiempo de reflexión decidí que me apetecía cambiar de aires y vivir la experiencia de la residencia fuera de mi región, y el sur de España era un destino que me llamaba mucho la atención. Me puse a llamar a los hospitales andaluces y Cádiz me encantó, así que fue mi primera elección, ¡y aquí estoy!
¿Qué expectativas tienes y qué esperas de tu periodo de Residencia?
Continuar formándome así de bien, con la misma motivación de seguir aprendiendo y poder ser en algún futuro una buena dermatóloga, manteniendo además los buenos valores que me inculcan los adjuntos de mi servicio, a los que se lo debo todo. Son unos profesionales magníficos y ojalá ser algún día la mitad de buena que ellos.
¿Qué te gustaría que te aportara la dermatología andaluza a tu formación?
La dermatología andaluza creo que es una de las más íntegras y completas que tenemos en nuestro país y que tiene muchísimo que ofrecer en la formación como residente, destacando por su alto nivel desde del punto de vista clínico como en el quirúrgico, así como en ámbitos más particulares como son por ejemplo en los avances terapéuticos en inmunoterapia en la oncología dermatológica.
¿Te gustaría añadir algo más a esta entrevista?
Quisiera agradecer a todos los adjuntos del servicio de Dermatología del Hospital Universitario Puerta del Mar y en especial a nuestro jefe, el Dr. Mario Linares, por todos los conocimientos que aportan a los residentes día a día. Gracias a su motivación y su implicación en nuestra formación ha impulsado que nos pongamos a escribir y queramos publicar, destacando al Dr. David Jiménez, coautor y gran dermatólogo, que fue quien tuvo la sospecha diagnóstica de la enfermedad en estos pacientes. Gracias también a todos mis compañeros residentes de dermatología, por todas esas guardias en las que atendimos a los pacientes y recogimos todos los datos para esta publicación, así como todo el apoyo que recibí por su parte en el momento que la escribimos. Por último, quiero agradecer al resto de coautores y servicios del hospital que participaron en el manejo del brote, y en especial a mi compañero y co-residente de Medicina Interna, el Dr. Francisco Domínguez Tosso, con el que trabajé estrechamente para escribir la carta que finalmente se publicó en el NEJM.