Coronavirus | “En esta pandemia, las especialidades han desaparecido o se han reducido al máximo”
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3 abril, 2020Tras la difusión de los resultados de un estudio, realizado en Francia con 20 pacientes afectados por COVID-19, han sido varios los grupos de científicos que se han lanzado a investigar la eficacia de dos fármacos, la hidroxicloroquina y la azitromicina, para tratar por separado o en combinación a los pacientes afectados por el SARS-CoV-19. De hecho, un estudio difundido hace pocos días ha testado uno de estos fármacos, la hidroxicloroquina, en 62 pacientes y parece que combate de manera eficaz al virus.
Los primeros datos publicados indicaron que la administración de hidroxicloroquina y azitromicina logra reducir y eliminar la carga viral de las personas afectadas por esta infección. No obstante, este estudio, que ahora está publicado en la revista International Journal of Antimicrobial Agents, ha estado rodeado de polémica desde su difusión y, por este motivo, son muchas las voces que señalan la necesidad de confirmar estos resultados en nuevos trabajos.
Pero antes de contar la polémica y su evolución, explicamos para qué se usaban estos fármacos y cómo se pensó en ellos para los pacientes con COVID-19.
En Medicina, al igual que en otras áreas de la creatividad y la investigación, suelen darse descubrimientos o desarrollos cuya aplicación dista mucho del origen para el que se pensó. Ejemplos de medicamentos que se crearon con un fin y que luego se terminaron usando para otro hay muchos: por ejemplo, la viagra que se concibió como un tratamiento para problemas cardiovasculares y se terminó usando para la disfunción eréctil o el minoxidil que estaba indicado para tratar la hipertensión y más tarde se conoció su eficacia frente a la alopecia. Algo así podría estar ocurriendo con la hidroxicloroquina y la azitromicina.
La hidroxicloroquina es una variante de la cloroquina, un medicamento que se utiliza como tratamiento de la malaria y para disminuir la inflamación en pacientes con lupus, artritis reumatoide y otras enfermedades de origen autoinmune.
En España, este fármaco se utiliza bajo el nombre comercial de Dolquine como una terapia para ciertos problemas crónicos vinculados con ciertas alteraciones del sistema inmunológico. A pesar de su uso, no está exenta de efectos secundarios. Ese es uno de los argumentos que han barajado los detractores de este medicamento en contra de su uso para el coronavirus. No obstante, los investigadores que ahora lo van a estudiar en nuevos ensayos señalan que, frente a la COVID-19, el tiempo de tratamiento sería de pocos días. En cualquier caso, este fármaco tiene que estar prescrito por un médico.
La azitromicina, el otro medicamento que se utiliza en esa combinación, es un antibiótico de amplio espectro que se emplea para el tratamiento de ciertas infecciones bacterianas como la bronquitis, neumonía, otitis media, infecciones de la piel y enfermedades de transmisión sexual. Es uno de los antibióticos más vendidos en el mundo, cuyo origen se remonta a 1970.
Antecedentes frente al SARS-CoV
El uso de la cloroquina como una opción terapéutica contra un virus respiratorio se remonta a 2004, cuando se demostró la inhibición in vitro del SARS-CoV en una investigación. A este estudio, le siguieron otros muchos que analizaban el papel de este fármaco frente a ese coronavirus.
Los primeros que pensaron en usar la cloroquina como un arma contra el coronavirus actual, el SARS-CoV-2, fueron (como es lógico) investigadores chinos, que allá por el 25 de enero presentaron los datos de un estudio en el que, tras probar varios fármacos, vieron que la combinación de cloroquina con un antiviral lograba controlar la infección. Esta investigación fue publicada en la revista Cell Research.
Posteriormente se publicaron otros estudios con diferentes combinaciones y dosis, pero sin duda el que más repercusión ha tenido es el del investigador francés Didier Raoult, que evaluó su efecto, en solitario o en combinación, en pacientes hospitalizados por COVID-19 mayores de 12 años: 20 pacientes recibieron hidroxicloroquina, de estos 6 además tomaron azitromicina y otros a 16 no se les administró ninguno de estos medicamentos sino el cuidado estándar.
A los seis días de tratamiento, el 70% de los pacientes que recibieron hidroxicloroquina estaban virológicamente curados frente al 12,5% de los que recibieron los cuidados estándar. El resultado fue todavía más espectacular en los 6 pacientes que recibieron hidroxicloroquina y azitromicina que, en el sexto día de tratamiento, estaban el 100% sin carga viral.
A pesar de estos sorprendentes resultados, los científicos han mostrado su cautela. En primer lugar, porque se trata de un estudio en el que ha participado pocas personas, por lo que no hay una evidencia científica de peso para recomendar el uso de esta combinación de fármacos. En segundo lugar, porque su uso prolongado no está exento de riesgos, tomada sin control médico puede provocar arritmias u otros problemas importantes de salud.
Nuevas evidencias
Sin embargo, sí que hay sitio para la esperanza. Una investigación de big data, en la que se ha analizado el historial de 130.000 pacientes que habían tomado hidroxicloroquina en el pasado, llega a la conclusión de que esta medicación no genera efectos secundarios preocupantes cuando se administra de forma no prolongada. Pero estos datos todavía no han sido publicados en una revista científica, aunque sí han sido difundidos en algunos medios de comunicación.
Por otro lado, hace un par de días se publicaron los datos de otro estudio, realizado por investigadores del Hospital Renmin de la Universidad de Wuhan en China, en el que se analizó la eficacia de la hidroxicloroquina. Participaron 62 pacientes con una edad media de 45 años, la mitad recibió este medicamento y la otra mitad, cuidados básicos (oxígeno, antivirales, antibióticos y otros tratamientos). La medicación se administró durante cinco días y se comprobó que la tos y la fiebre disminuyeron un día antes en quienes recibieron hidroxicloroquina y la neumonía mejoró en 25 de los 31 pacientes en comparación con los 17 de 31 que recibieron los cuidados básicos. Aquí puedes encontrar todos los datos de este trabajo.
Además, ya se han puesto en marcha varios estudios que tratarán de conocer si este fármaco es una buena opción preventiva contra el coronavirus.
Prevenir la transmisión
Uno de estos estudios es el liderado por el infectólogo Oriol Mitjà, del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol que está probando este medicamento en un estudio en el que analizará su eficacia para frenar la transmisión de la infección. El ensayo tendrá dos brazos terapéuticos: pacientes recién diagnosticados con COVID-19 recibirán un antiviral, Darunavir, y sus contactos más estrechos tomarán de forma profiláctica hidroxicloroquina. El objetivo es reducir la transmisión del virus. Según declaraciones de este investigador a diferentes medios de comunicación, en pocas semanas podrían conocerse los resultados de este trabajo.
Una segunda investigación, que se llevará a cabo por universidades de Nueva York y de Washington, también pretende comprobar la eficacia preventiva de la hidroxicloroquina. Para ello estudiarán a 2.000 personas que han estado en estrecho contacto con personas afectadas por COVID-19. Estos participantes tomarán durante dos semanas este medicamento o un placebo y posteriormente se les realizará un test diagnóstico de COVID-19.
Según los responsables de esta investigación, los resultados podrán estar listos este verano. Así que veremos si, en el caso de que los datos fueran positivos, pudiéramos tener algo más que un tratamiento curativo: una terapia preventiva.
Distribución controlada
Mientras que llegan los resultados, los expertos advierten de que estos medicamentos están bajo estudio y no deben ser tomados sin una prescripción médica. De hecho, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios ha publicado un comunicado en el que se insiste en que “no existe por el momento evidencia procedente de ensayos clínicos controlados que permitan recomendar un tratamiento específico para SARS-CoV-2”.
Por otro lado, para evitar desabastecimiento tanto en los hospitales que vayan a realizar estudios con este medicamento como hacia los pacientes que ya lo estaban tomando en tratamiento para un problema crónico, la AEMPS ha comenzado a realizar una distribución controlada.
El principal fabricante en España de este medicamento, Laboratorios Rubió, ha emitido un comunicado en el que informa de que dispone de producto suficiente para asegurar el abastecimiento a los enfermos para los que este producto está indicado y de que tendría capacidad para triplicar esta producción en respuesta a las necesidades derivadas de su uso profiláctico en los contagios de coronavirus y en combinación con otros fármacos.