Fallecimiento del Dr. David Camacho Nuñez
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18 noviembre, 2020Una leve neumonía bilateral, que tras 15 días aislado en casa con síntomas leves, le llevó al hospital a mediados de abril, del que salió a los 3 días, sin rastro del SARS-CoV-2 en la PCR y con una serología por test rápido, también negativa. Se fue a su casa dándole vueltas a cuál podría ser la explicación para que unas personas generasen anticuerpos y otras no, para que unas enfermasen y otras fueran asintomáticas o no se infectaran aparentemente, a pesar de haber tenido un contacto estrecho. El Dr. Miguel Ángel del Pozo Barriuso, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) en mecanobiología y fisiopatología de la aterosclerosis, se vio invadido de preguntas.
¿Qué podía hacer ese nuevo coronavirus en el organismo para que su rastro desaparezca en algunas personas como le había ocurrido a él? O, mejor dicho, ¿qué podía hacer el cuerpo humano para que ese patógeno no le deje huella? Son algunas de las preguntas que empezaron a surgir en su cabeza desde que la COVID-19 pasó por su cuerpo afectándole con un cansancio importante, dolores musculares y articulares, picos de febrícula, pero con una analítica que cuando ingresó (tras 15 días del inicio de síntomas) estaba ya perfecta.
A pesar de que lleva más de 16 años investigando mecanobiología, tráfico de membrana, señalización intracelular y la fisiopatología cardiovascular, su especialidad MIR fue la de Inmunología, en la que se doctoró, aunque su curiosidad científica le llevara luego por otro terreno. Su formación en Inmunología ha sido la que le ha dado algunas respuestas y muchas hipótesis de cómo este nuevo coronavirus actúa en el cuerpo humano. “La pandemia me ha reconectado con la Inmunología”, reconoce.
La otra inmunidad
Estos meses de confinamiento, desescalada y nueva normalidad, por llamarla de alguna manera, han sido extenuantes: “la vida familiar, la laboral, en la que se han multiplicado los proyectos, y ahora el coronavirus no me dejan mucho tiempo libre”, señala y reconoce que entre la infección cuyos síntomas se prolongaron cuatro semanas y el trabajo habitual y todos los nuevos proyectos y charlas son responsables de esos 2.259 correos pendientes en su bandeja de entrada.
Porque no para de recibir preguntas como las que él también se plantea “de amigos, familiares, compañeros del trabajo o del colegio de su hija, incluso médicos de hospitales. Hay mucha desinformación porque no conocemos aún elementos esenciales del virus, de la respuesta inmune al mismo y porque hay un poco de caos en la información”.
Considera que al principio se le prestó poca atención a la inmunidad innata y a la adaptativa celular, porque todo el mundo estaba pendiente de los anticuerpos (inmunidad adaptativa humoral). “El sistema inmune dispone de varias armas, no solo de anticuerpos IgM e IgG, y algunas de ellas, como las IgA en las mucosas y, sobre todo, la inmunidad celular, no se están detectando porque son más difíciles de medir”. De hecho, los anticuerpo IgA, que son típicos de las mucosas y de las infecciones por otros coronavirus, tampoco se están midiendo en la mayoría de las ocasiones a nivel local”.
“El porcentaje de los infectados que desarrolla anticuerpos es de un 5%, pero esto no indica el porcentaje de infectados, sino el de infectados que han desarrollado anticuerpos; yo creo que infectados hay más, sobre todo en las zonas donde la primera ola fue muy intensa en número de ingresados, en UCI y en fallecidos, sin que eso signifique que hayamos llegado a la inmunidad de rebaño. No creo que la hayamos alcanzado, pero sí que, en las zonas más afectadas, las grandes capitales, la tasa de incidencia es mayor de la que se está diciendo”.
Infección pero sin enfermedad
Entonces, el resto de las personas que no ha desarrollado anticuerpos, ¿llegaron a infectare? “Si una persona ha estado en contacto con un afectado de COVID-19, lo probable es que también haya estado en contacto con el virus. Si no tuvo síntomas, lo más probable es que sus linfocitos T, bien porque ya hubieran estado previamente con virus parecidos y le han conferido inmunidad cruzada, o bien porque hayan reaccionado a tiempo, les hayan ayudado a no infectarse. Incluso es posible que hayan generado anticuerpos, pero a unos niveles tan bajos que no son detectables a través de las pruebas que se realizan”. De hecho, en su caso, la técnica ELISA (más sensible y cuantitativa comparada con los tests rápidos de anticuerpos) le detectó niveles bajos de IgA y muy bajos de IgG en suero.
A lo largo de la conversación mantenida con motivo de la charla que dará en la sesión del viernes en el I Congreso AEDV Virtual Otoño 2020, el Dr. Del Pozo Barriuso repite que muchas de las posibles explicaciones son hipótesis, que necesitan ser verificadas experimentalmente; todavía hay pocas certezas con este virus.
El hecho de que Madrid, Nueva York o el Norte de Italia, que fueron tan golpeadas en la primera ola, no sean las más afectadas ahora en esta segunda ola puede venir explicado en parte –según considera este inmunólogo– por el hecho de que exista algo de más protección frente al virus al haber estado un buen número de personas infectadas.
“No significa que en esas ciudades se haya logrado inmunidad de rebaño, que se define porque no menos del 70% de la población esté infectada y esa no es la situación actual. Tenemos que seguir manteniendo las medidas de seguridad, yo lo hago, aunque pasé la infección seguramente no estoy totalmente protegido; sí puedo estar mejor preparado para la siguiente, pero no protegido del todo porque la inmunidad que confieren otros virus de la familia de este coronavirus no es esterilizante”, aclara Del Pozo. Y añade que hay 4 coronavirus que son responsables del 30% de los resfriados comunes (aparte de los conocidos SARS-CoV-1 de 2002, MERS de 2012 y el actual SARS-CoV-2).
Cómo protegerse
Aunque existe la sensación de que poco se puede hacer frente a este virus, más allá de cumplir con las medidas de protección –mascarilla, distancia de seguridad, lavado de manos, primar los espacios abiertos por los cerrados, ventilar frecuentemente en espacios cerrados y compartidos–, quizás se nos esté olvidando cómo cuidar esa ‘arma secreta’ que todos tenemos y nos protege: nuestro sistema inmune.
“Para favorecer una inmunidad innata y adaptativa fuertes, lo recomendable es hacer una vida lo más sana posible, con una alimentación equilibrada, practicando deporte, durmiendo correctamente. Todo eso se correlaciona con un sistema inmune en forma y lo hace estar más preparado frente a cualquier virus o agresión”, señala el Dr. Del Pozo Barriuso. “Si te cuidas, tu sistema inmune va a estar mejor preparado para responder al virus”.
También alude a una investigación reciente realizada por el Dr. Pedro A. Reche, del departamento de Inmunología de la Universidad Complutense, y que ha sido publicada en Frontiers in Inmunology en la que se plantea la existencia de una inmunidad cruzada entre el SARS-CoV-2 y antígenos de la toxina del tétanos, que están presentes en la vacuna triple bacteriana DTP (difteria, tétanos y tos ferina). “Actualmente, es solo una hipótesis por un estudio de bioinformática, pero si se demostrase experimentalmente que esto fuera así, esta vacuna podría ser una medida sencilla y barata de utilizar en la población (en caso de que haya vacunas suficientes para la población infantil que sí la necesita) a la espera de que una vacuna específica frente a la COVID-19 llegue. Otros estudios también sugieren que la vacuna de la gripe o la triple vírica también podrían generar inmunidad cruzada, pero aún faltan evidencias experimentales”.
Las tres C
Para terminar, repasa lo que le ha llamado más la atención de la infección por este nuevo coronavirus, y señala que es la inmunología. “Porque es la clave de la respuesta frente a la infección, pero también está involucrada en el empeoramiento en algunos los pacientes, por la tormenta de citoquinas. Ahora sabemos que los pacientes que presentan una respuesta hiperinmune con gran producción de interleuquina 6 son los que evolucionan peor y que, si les damos dexametasona precozmente, podrían mejorar. Pero si ya están en la UCI, podemos recurrir a un anticuerpo anti-interleuquina 6, llamado tocilizumab, con el que también tienen más posibilidades de curarse. Algunos de estos pacientes tienen mutaciones en la vía del interferón, que están relacionadas con algunos de los casos más graves”.
“Pero después me sorprendió mucho más que habiendo pasado la infección, haya personas que no generen anticuerpos o que una persona no pase la infección cuando ha convivido con una persona infectada. Esa variabilidad despertó mi curiosidad y pensé que si algo podría aportar a la pandemia sería aquí”, señala después de haber participado en que su centro de investigación se involucrase en una plataforma de PCR y ELISA para diagnóstico COVID.
En este tiempo, aunque su línea principal de investigación actualmente está centrada en la aterosclerosis, también se ha involucrado en un proyecto relacionado con la inmunoterapia del cáncer, ha empezado a colaborar en trabajos relacionados con la COVID, a revisar otros sobre la inmunidad frente al virus… “No puedo llegar a todo lo que me gustaría, algunas ideas no he podido llevarlas a cabo, otras se han quedado en el tintero… Pero también este tiempo de pandemia ha sido fructífero, con muchas publicaciones, proyectos que han surgido, etc. Mi hija de 10 años me dice que tengo las tres C: Cáncer, Cardiovascular y Covid. Y me hace gracia porque para no contagiarse hay que tener en cuenta las tres C: Crowded, Contacts y Closed [lo que podría españolizarse por Concurrido, Contactos y Cerrados -espacios-]”.
El Dr. Miguel Ángel del Pozo Barriuso ofrecerá la ponencia ‘Respuestas inmunes y test confirmatorios desconcertantes’ el viernes 20 en el I Congreso AEDV Virtual Otoño 2020.