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26 mayo, 2020Desde el año 2017, un grupo de dermatólogos, enfermeras dermatológicas y epidemiólogos, de la Fundação de Dermatologia Tropical Alfredo da Matta (FUAM) de Manaos (Brasil) y la Fundación Fontilles, colaboramos en un proyecto de lucha contra la lepra (o hansieniasis, como la llaman en Brasil) en diferentes áreas rurales del estado de Amazonas, poco accesibles y con recursos sanitarios mínimos. En 2019, incorporamos también algunos territorios de reservas indígenas en colaboración con el Distrito Sanitario Especial Indígena (DSEI) de Manaos.
Los números reales de afectados por coronavirus en Brasil, con los tests en niveles aún muy bajos, no son precisos. Pero, incluso si tenemos en cuenta las cifras oficiales, hay alrededor de 365.000 casos confirmados y más de 22.700 muertes, ya por delante de China.
El estado Amazonas tiene la tasa de infección por COVID-19 más alta de Brasil y, con el mayor número de indígenas del país, cuenta, al mismo tiempo, con un sistema de salud precario y con pocos fondos. La pobreza y la desnutrición hace más vulnerables a estas comunidades indígenas, para las que la ayuda médica puede estar a días de distancia en barco. Actualmente, y según los datos oficiales, se han registrado unos 30.000 casos confirmados y más de 1.700 fallecidos.
Ante la emergencia mundial por la pandemia de la COVID-19, la Fundación Fontilles y la FUAM hemos decidido dar continuidad a esta colaboración impulsando acciones preventivas contra el coronavirus en algunas zonas necesitadas del estado de Amazonas, y en los municipios donde llevamos tres años trabajando, en colaboración con la red de personal sanitario con la que ya hemos colaborado previamente en el control de la hanseniasis.
En la Amazonas rural, con poblaciones alejadas, la entrada y diseminación rápida del virus puede tener consecuencias devastadoras y dejaría a su población totalmente indefensa y sin capacidad de abastecerse de recursos para protegerse o tratar a las personas contagiadas.
El traslado fluvial rápido de pacientes graves a la capital (Manaos, única ciudad que dispone de hospitalización especializada y UCI) que funciona en condiciones normales, ahora es inviable, ya que desde mediados de abril el sistema sanitario de Manaos está colapsado. Las ciudades ribereñas de referencia más próximas tienen escasos recursos hospitalarios sin UCI. La prevención se plantea como única forma de supervivencia y de lucha de las comunidades ribereñas para frenar la propagación.
Teniendo en cuenta que el aislamiento geográfico habitual de las comunidades ribereñas ya de por sí dificulta la expansión del virus, las instituciones actuaron pronto, cerrando estrictamente las aldeas indígenas desde la tercera semana de marzo. Por lo que sólo puede llegar material sanitario y ayuda de alimentos en aquellos municipios donde no se pueda asegurar la autosuficiencia alimentaria (Río Negro) o el abastecimiento se vea limitado por la interrupción de las vías de comercio. En estas áreas, queda explícitamente prohibida la entrada de personas foráneas.
Ante la situación, vamos a iniciar nuestra colaboración en el área de Río Madeira Alto, con una población aproximada de 30.000 personas, entre ellos 6.000 indígenas que pertenecen a los pueblos de Laranjaly Kwata, en Terra Indígena Coata-Laranjal. En esta zona, estamos en contacto permanente con el personal sanitario local.
Entre las actividades a desarrollar, en primer lugar, se plantea la producción de mascarillas en Manaos: de tela (2 capas) lavables con agua caliente o con lejía (no siempre disponible) y con cordones ajustables. Serán confeccionadas por un grupo de mujeres que normalmente colaboran en la realización de utensilios adaptados para su uso por enfermos de lepra con discapacidades. Según la previsión, el número de mascarillas rondaría las 5.000 con precios entre 0,7 y 1 euros por unidad.
La distribución de las mascarillas a las aldeas se presenta ahora mismo como la fase más complicada, pero contamos con medios y contactos para acelerar y garantizar el transporte. Las mascarillas cumplen con la recomendación del ministerio de Salud de Brasil sobre mascarillas caseras.
En la zona de Río Negro Baixo, en la ciudad ribereña de Novo Airao, ya está en marcha la producción y confección de mascarillas por personal local a menor escala, para distribuir a pequeñas aldeas dispersas: unos ochocientos indígenas.
Otra línea de ayuda que estamos valorando es la producción de videos educativos en lengua indígena, adaptada culturalmente, interpretada por agentes de salud indígenas y con la colaboración del Instituto de Teología Pastoral y Enseñanza superior de la Amazonía (ITEPES) y la ONG alemana DAHW, que ya han producido ocho videos de difusión en otras áreas indígenas de la región. Este recurso educativo ya se estaba utilizando para el control de la lepra en algunas reservas indígenas.
Además, estamos estudiando otras acciones como facilitar el uso de gel hidroalcohólico (actualmente solo disponible en pequeñas cantidades en los puestos de salud) o el uso de guantes.
Vemos con atención las propuestas locales de uso de extractos de plantas o árboles para desinfectar las manos, pero no existen laboratorios para testar eficacia contra coronavirus. La distribución de medicaciones que potencialmente frenen la enfermedad (como la cloroquina), de momento, es una opción que descartamos ya que la distribución de medicación está muy controlada y restringida bajo control institucional en el estado de Amazonas,y en general en Brasil (con posibilidad de confiscación).
Queremos destacar que, junto con la amenaza directa de la COVID-19, las poblaciones ribereñas, no sólo las indígenas, están amenazadas indirectamente por el resurgir de focos de malaria (falciparum) y por fiebre amarilla. La coincidencia de la pandemia con la época de lluvia y la subida de ríos motivan la posibilidad de epidemias de leptospirosis (zoonosis controlada con antibiótico y con alta mortalidad sin tratamiento); también es una época del año con gran aumento de mordeduras de serpientes con mayor dificultad o imposibilidad para acceso de antisuero. En resumen, las condiciones determinadas indirectamente por la pandemia de COVID-19 también pueden dañar a esta población tan vulnerable.
Somos conscientes que nuestras acciones representan solo una pequeña aportación frente a esta tempestad, pero queremos participar activamente en su prevención de forma prioritaria en zonas indígenas, aprovechando los equipos y circuitos sanitarios creados durante estos años.
Sofía Ezsol Lendvai, Dermatología del Hospital de la Vega Lorenzo Guirao, Cieza, Murcia
Luiz Claudio Días, Dermatología Tropical Clínica, Fundaçao Alfredo da Matta, Manaus, Estado de Amazonas
Eduardo de Miguel, coordinador de proyectos internacionales de Fontilles
Más información sobre la Fundación Fontilles