La idiosincrasia de la Sección Gallega
31 mayo, 2017Cerca de 1.900 dermatólogos asistentes, y con una excepcional representación internacional
31 mayo, 2017El presidente de honor de la AEDV, el Dr. Julián Conejo-Mir hace un balance de los objetivos cumplidos, como la proyección exterior de la Academia, y de los retos de futuro, como la Medicina privada.
La Academia de Dermatología y Venereología crece cada año, pero también tiene que asumir nuevos retos. Con la perspectiva de la experiencia, el Dr. Julián Conejo-Mir, presidente de honor de la AEDV explica que, “si bien el crecimiento de la institución ha sido exponencial, en los últimos años ha habido varios hitos especialmente destacados”.
Aspectos a destacar
En primer lugar, menciona la creación de la Fundación Piel Sana AEDV, “que ha supuesto un paso importante de la Academia, porque ya no solo trabajamos la patología, que tiene siempre una connotación negativa, sino que ya pensamos también en la prevención, es decir, en cuidar la piel que está sana”.
Además, también supone una mayor proyección del trabajo de la Academia de cara a la población general. En torno a la misma, también han surgido proyectos de cooperación internacional que “son, sin duda, de importante valía para los dermatólogos, ya que se da también una imagen altruista y desinteresada de los dermatólogos, no solo en España, sino en cualquiera de los países donde haga falta”.
También se ha avanzado en el aumento de las colaboraciones con las asociaciones de pacientes y con otras sociedades científicas a nivel internacional.
“De hecho, éste es el Congreso de la AEDV que ha reunido a más presidentes de sociedades internacionales de Dermatología”, insiste el Dr. Conejo-Mir.
El reto de la Medicina privada
Sin embargo, el siguiente reto a plantear, según el presidente de honor, es mejorar el abordaje de la práctica de la Dermatología en la Medicina privada. “La actividad privada en España no está bien reglamentada, no tiene una sociedad científica lo suficientemente fuerte que la respalde”, añade el Dr. ConejoMir, que puntualiza que es “inexcusable” que “la Medicina privada no tenga una calificación docente suficientemente buena, para que clínicas privadas que sean excelentes tengan un sello docente para formación de residentes”.
Se trata de un reto importante, teniendo en cuenta que “la Medicina privada se está adueñando cada vez más de nuestra actividad”. Para este experto, “la causa no es que haya menos plazas en los hospitales”, sino que cada vez existe más demanda de mejor calidad de vida por parte de los pacientes, que ahora están en disposición de tratarse problemas como verrugas, caída de cabello o manchas en la piel, que no cubre la cartera básica de servicios del Sistema Nacional de Salud.
El futuro ya está aquí
A un nivel más clínico, el futuro pasa por el abordaje molecular de la patología dermatológica. “De las macromoléculas hemos pasado a los anticuerpos monoclonales, y ahora lo que viene es la terapia génica”, afirma el Dr. Julián Conejo-Mir, que añade que, “por suerte, tenemos a gente muy buena que está haciendo investigación en este ámbito”. El Dr. Julián Conejo-Mir mira al futuro también respecto al capital humano. En este Congreso hay un total de 1.900 dermatólogos, de los cuales 600 son residentes, “y son parte de la generación millennial”. Eso significa una forma diferente de hacer las cosas: “más práctica interactiva e intuitiva”, que supone no tener miedo al fracaso, sino aprender siempre a reinventarse. Por ello, el último pensamiento del presidente de honor es que esta nueva generación de dermatólogos “va a cambiarnos absolutamente la mentalidad de la Academia: estoy seguro de que de aquí a 5 años va a haber un cambio radical de nuestra organización”.