Coronavirus | ¿Cuáles son las claves para la reapertura de las consultas de Dermatología?
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28 mayo, 2020Mientras que la hidroxicloroquina muestra resultados desalentadores y la OMS paraliza ensayos con este fármaco, remdesivir ha probado su eficacia para lograr una recuperación más rápida en pacientes con COVID-19.
Uno de los fármacos en el que se habían puesto grandes promesas para detener la expansión del coronavirus y mejorar la evolución de los pacientes afectados, la hidroxicloroquina, parece no generar beneficios en aquellos pacientes que han sido tratados con él, más bien todo lo contrario, según los datos de un estudio reciente publicado en The Lancet las muertes fueron más frecuentes entre las personas que recibieron este medicamento. Este ha sido el principal motivo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a suspender temporalmente otros ensayos con este fármaco.
Si hay un fármaco que en esta pandemia de SARS-CoV-2 prometía un alivio bien de contagios o de pronóstico en la evolución de los pacientes, ese era la hidroxicloroquina. Los primeros datos publicados sobre la acción de este medicamento (y su combinación con azitromicina) mostraron que su administración parecía reducir la carga viral e incluso eliminarla.
Estos primeros estudios habían sentado las bases para la realización de otros ensayos para valorar su eficacia en la evolución de los pacientes con COVID-19 y también para frenar los contagios en aquellas personas que habían mantenido un contacto estrecho con pacientes afectados por este virus.
Tal fue el entusiasmo que, algunas personas -incluido el presidente de los Estados Unidos- se habían lanzado a las farmacias a comprar este medicamento y empezaron a tomarlo de forma preventiva, cosa que fue desde el principio contraindicado por las autoridades sanitarias, que mantenían que sólo podía ser administrado en el marco de un ensayo clínico, el único entorno en el que se podía evaluar su eficacia y seguridad.
Estudio multicéntrico
Y uno de los ensayos que estaban analizando el valor de este fármaco para reducir la mortalidad por COVID-19 y ver si generaba problemas cardíacos como arritmias o taquicardias, era un estudio del que el pasado viernes la revista The Lancet publicó sus datos. Este trabajo ha analizado los datos de 96.032 pacientes ingresados en 671 hospitales de 6 continentes. De todos ellos, 14.888 pacientes estaban en los grupos de tratamiento: 1.868 recibieron cloroquina, 3.783, cloroquina con un macrólido (azitromicina o claritromicina), 3.016, hidroxicloroquina y 6.221, hidroxicloroquina con un macrólido. El resto, 81.144 formaron parte del grupo control.
Después de controlar múltiples factores como diabetes, tabaquismo, etc., cuando se comparó la mortalidad entre el grupo control (9,3%) y el resto de grupos de tratamientos: con hidroxicloroquina (18%), con hidroxicloroquina y macrólido (23,8%), con cloroquina (16,4%) y con cloroquina más macrólido (22,2%), se observó que todos los grupos terapéuticos tenían una mortalidad más alta. Además, la administración de estos medicamentos (hidroxicloroquina sola o con macrólido y cloroquina sola o en combinación con macrólido) fueron asociados con un mayor número de aparición de arritmias ventriculares durante la hospitalización.
“En este gran estudio multinacional, no observamos ningún beneficio de la hidroxicloroquina o de la cloroquina, cuando se administran de forma precoz tras el diagnóstico de la COVID-19. Cada uno de estos fármacos solos o en combinación se asociaron a un incremento significativo de arritmias ventriculares y de riesgo de muerte durante el ingreso por COVID-19”, concluyen los autores.
Estos investigadores advierten, no obstante, de algunas limitaciones del trabajo, como que se trata de un estudio observacional, por lo que no se puede excluir la posibilidad de que exista algún factor, que no se haya tenido en cuenta, y que altere el resultado. Por tanto, consideran que son necesarios los datos de ensayos clínicos aleatorizados (estudios más fiables) para poder extraer cualquier conclusión sobre el daño o beneficio de estos medicamentos en pacientes COVID-19.
“Nuestros resultados sugieren que estos regímenes terapéuticos no deberían utilizarse fuera de un ensayo clínico y necesitan su confirmación a través de ensayos clínicos aleatorizados”, concluyen.
En un editorial que publica también The Lancet, Christian Funck-Brentano y Joe-Elie Salem, de la facultad de Medicina de La Sorbona (Francia), elogian el trabajo realizado en este estudio por su diseño y los resultados que arrojan, que además están en línea, en cuanto a los eventos de arritmias generados, con lo observado en estudios más pequeños.
Los resultados del estudio han conducido a que el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunciara este lunes 25 de mayo la decisión de suspender de forma cautelar los ensayos clínicos con hidroxicloroquina. En principio, parece que la medida no se aplica para la cloroquina: “el grupo ejecutivo ha implementado una pausa temporal al brazo del Ensayo Solidarity que utilizaba hidroxicloroquina, mientras los datos de seguridad vuelvan a ser revistados por el grupo de vigilancia de seguridad. El otro brazo terapéutico del Ensayo Solidarity (una iniciativa internacional que ofrece apoyo a ensayos clínicos para buscar terapias frente al virus) continúa”, señalaba el Dr. Tedros.
Otros fármacos en estudio
Con estos datos no terminan aquí los tratamientos que están siendo analizados frente a la COVID-19. Uno de ellos es el fármaco remdesivir, un inhibidor del ARN viral y de las polimerasas del SARS-CoV y del MERS-CoV. Este sábado, la revista New England Journal of Medicine, publicaba los datos de un ensayo clínico, randomizado y doble ciego (el formato más riguroso de los ensayos clínicos), que pretendía conocer la eficacia de este fármaco en personas ingresadas por COVID-19.
El estudio evaluó y comparó la evolución de 1.063 pacientes, de los que la mitad recibió remdesivir y la otra mitad, un placebo. Tras analizar los datos, se vio que quienes habían recibido remdesivir habían tardado 11 días en recuperarse de la infección frente a los 15 días de los que habían recibido un placebo. En cuanto a mortalidad, el grupo de remdesivir presentó una tasa del 7,1% frente al 11,9% del grupo placebo.
Por tanto, este estudio concluye que el fármaco remdesivir fue mejor que el placebo tanto en el tiempo para lograr la recuperación como en la mayor evidencia de menor infección respiratoria.
“Dada la solidez de los resultados, estos hallazgos se han considerado de gran importancia tanto para los pacientes que todavía participan en el ensayo como para aquellos fuera de esta investigación que puedan beneficiarse de este tratamiento”, señalan los autores del estudio que indican que estos datos están en consonancia con estudios previos y más pequeños en el que se evaluó la eficacia de este medicamento frente a la COVID-19.
“Estos resultados respaldan el uso de remdesivir para pacientes hospitalizados y que requieren oxigenotarapia. Sin embargo, dada la alta mortalidad, incluso en el grupo de pacientes que recibieron remdesivir, está claro que el tratamiento con un solo antiviral probablemente no sea suficiente. Las estrategias futuras deberán evaluar varios agentes antivirales en combinación con otros enfoques terapéuticos para continuar mejorando los resultados en pacientes con COVID-19”, concluye el estudio.
De hecho, también se han publicado datos de otro estudio, en la revista The Lancet, que evaluó este tipo de combinaciones como la administración de interferón-beta, ribavirina y lopinavir/ritonavir en pacientes con COVID-19 leve o moderada. Según este trabajo, la administración de esta combinación de fármacos puede disminuir la cantidad de virus en el organismo del paciente y aliviar los síntomas, con una buena tolerancia en pacientes.
No obstante, los datos de este estudio, realizado con 127 pacientes, no son suficientes para apostar por este tratamiento ya que se necesitan ensayos con un número mayor de pacientes. Además, hay que tener en cuenta que este estudio se realizó con enfermos leves o no graves, por lo que no se podrían generalizar la eficacia en pacientes más graves.
Hay más de 1.700 ensayos clínicos relacionados con la COVID-19 en todo el mundo que analizan la eficacia y seguridad de antipalúdicos, como la cloroquina, antivirales como el remdesivir, o antibióticos, corticoides, anticoagulantes o plasma, entre otros, según un informe de la plataforma ‘Clinical Research Navigator’, de la compañía ExpertSystem.