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10 mayo, 2018Diagnosticar precozmente un cáncer es una de las prioridades en algunas enfermedades de la mucosa oral en el niño, como ocurre en el caso del síndrome de Cowden o el síndrome de los neuromas mucosos.
Las enfermedades de la mucosa oral en el niño suponen un verdadero reto diagnóstico y terapéutico para dermatólogos, pediatras, otorrinolaringólogos, cirujanos maxilofaciales, estomatólogos y digestólogos. Es por ello que ayer se dedicó de forma monográfica un curso precongreso para conocer cuál es el mejor abordaje de estas patologías.
Como explica el Dr. Vicente García-Patos, vicepresidente segundo de la AEDV, durante el mismo “se abordaron las enfermedades infecciosas e inflamatorias de la boca; los tumores, incluyendo hemangiomas y malformaciones vasculares; y las manifestaciones, muchas veces sutiles, que permiten diagnosticar enfermedades hereditarias, tales como las genodermatosis”. Se efectuó un especial hincapié en aquellas en las que existe un compromiso visceral, como la enfermedad de Rendu-Osler, además de en aquellas que implican un elevado riesgo de que el niño desarrolle cáncer a lo largo de su vida, como el síndrome de Cowden o el síndrome de los neuromas mucosos.
Las peculiaridades de la mucosa
“La mucosa oral se ve afectada por un amplio espectro de procesos infecciosos, inflamatorios y tumorales, con una expresión clínica muy variada; éstos procesos suelen ser benignos y, a pesar de su posible llamativa expresividad, no suponen habitualmente gravedad”, expone el Dr. García-Patos. El experto insiste en que, “como otras mucosas, éste es un terreno frontera que a menudo suele requerir de la colaboración de diferentes especialistas para el abordaje integral del paciente”.
En concreto, este curso precongresual sirvió para debatir sobre las dificultades para obtener muestras y biopsias de esta zona, así como las limitaciones para aplicar tratamientos tópicos por la falta de colaboración de los pequeños; en este sentido, “con imaginación, se pueden impregnar chupetes con suspensiones antifúngicas, hacer preparados de corticoides con sabores agradables y formular los tratamientos con creatividad, en forma de caramelos o piruletas”, aconseja el Dr. García- Patos.
Pese a ello, añade que el otro gran reto es que “disponemos de muy pocos productos específicos para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias de la boca y seguimos recurriendo a la formulación magistral con mucha frecuencia”.
Conocer los procesos más frecuentes
Respecto a su prevalencia, lo cierto es que existen pocos datos. “La mayoría de estudios indican que las infecciones por cándidas (muguet), por el herpes simple (gingivoestomatitis como primoinfección y herpes labial recurrente) y las úlceras, sobre todo las aftas y las de origen traumático, son los procesos más frecuente en los niños”, aporta el experto.
Sin embargo, en otras ocasiones son la expresión de enfermedades sistémicas, como inmunodeficiencias, cuadros autoinmunes o autoinflamatorios, enfermedades hereditarias o hasta cánceres subyacentes, “como sería el caso de la infiltración y sangrado gingival como presentación de algunas leucemias y las úlceras y erosiones rebeldes a los tratamientos convencionales, que pueden poner de manifiesto un pénfigo paraneoplásico asociado a enfermedad de Castleman”, concluye el Dr. García- Patos.