Formación Fundación Piel Sana de la AEDV | Curso de iniciación a la dermatoscopia para R2
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26 agosto, 2020Una investigación muestra las señales moleculares que promueven las cicatrices y cómo evitar esa fibrosis con medicamentos o modificación genética
Existen diferentes situaciones que pueden derivar en una quemadura que dañe leve o gravemente la piel, desde un contacto accidental a agentes químicos, una exposición excesiva al sol o sufrir una descarga eléctrica. Por eso, son muchas las personas que sufren este problema que, en función de su gravedad, puede ocasionar la pérdida o destrucción de una parte importante de la piel generando desfiguración, cicatrices importantes o incluso la muerte.
Aunque se han logrado mejoras en los materiales de cura, incluyendo los injertos de piel, muchos equipos médicos buscan la forma de intervenir en el proceso de cicatrización para evitar la formación de fibrosis y restaurar el tejido cutáneo de forma que se eviten lesiones permanentes que alteran el aspecto físico y condicionan, en muchos casos, la funcionalidad de la zona quemada.
Una investigación dirigida por el Dr. Jeff Biernaskie ofrece esperanza en este sentido ya que aporta nuevos datos de cómo es ese proceso de regeneración cutánea. El estudio, cuyos datos han sido publicados en la revista Cell Stem Cell, ha sido codirigido por el Dr. Sepideh Abbasi, Sarthak Sinha y Elodie Labit.
“Hemos identificado una población específica de células progenitoras que se encuentran dentro de la dermis. Las células progenitoras son valiosas porque pueden volver a dividirse y generar muchas nuevas células para mantener o reparar tejidos. Tras un daño o lesión, estos progenitores dérmicos se activan, proliferan y migran hacia la herida donde generan casi todo el tejido nuevo que rellenará la herida, tanto con tejido fibrótico como regenerado”, explica Biernaskie, profesor en el Departamento de Biología Comparativa y Medicina Experimental en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Calgary (Alberta, Canadá) y director de la Cátedra de Regeneración de la Piel y Curación de Heridas de la Sociedad para el Tratamiento de Quemaduras de los Bomberos de Calgary.
El equipo de Biernaskie comparó, en diferentes heridas de la piel, áreas donde se había desarrollado tejido cicatricial con otras donde se había regenerado la piel sin fibrosis. “Lo que encontramos fue que, aunque las células tienen el mismo origen, al encontrarse en diferentes microambientes dentro de la herida, se activan genes complemente distintos. Es decir, la señales que se encuentran dentro de las zonas regeneradas de la herida promueven la reactivación de genes que son típicos en el desarrollo de la piel. Mientras que, en las zonas cicatriciales, estos genes están ausentes y dominan una programación genética que deriva en la formación de cicatrices”.
Y es justamente ahí donde consideran que se puede actuar, al modificar esa programación genética que controla la regeneración de la piel. En el trabajo, “hemos demostrado que se puede alterar el entorno de la herida con medicamentos, o incluso modificar directamente la genética de estas células progenitoras [mediante la deleción genética de Hic1] dentro de los fibroblastos activados por la herida. Ambas vías son suficientes para cambiar su comportamiento durante la cicatrización de heridas. Y eso puede tener efectos realmente importantes en la cicatrización que incluye la regeneración de nuevos folículos pilosos, glándulas y grasa dentro de la piel herida”, señala Biernaskie.
En la investigación se ofrece información relevante sobre las señales moleculares que impulsan la formación de cicatrices en las quemaduras e identifica una serie de señales genéticas que pueden evitar la fibrosis y promover la verdad regeneración de la piel adulta. Los fibroblastos reparadores tienen una capacidad regenerativa latente pero modificable.
“Lo que hemos visto sugiere que las células adultas que responden a las heridas albergan una capacidad regenerativa latente que, simplemente, necesita ser desenmascarada. Ahora estamos buscando vías adicionales que puedan estar involucradas. Nuestra esperanza es desarrollar un cóctel de medicamentos que podamos administrar de manera segura en humanos y animales para prevenir la activación genética que inicia la formación de cicatrices con el fin de mejorar en gran medida la regeneración de la piel”, concluye este investigador.