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18 septiembre, 2017Ante la aparición de diferentes artículos que citan los resultados de un estudio publicado en Scientific Reports y advierten de los riesgos que generan los tatuajes en el sistema inmunológico, la Academia Española de Dermatología y Venereología hace un llamamiento a la calma y repasa la evidencia científica que existe hasta el momento sobre este tema.
Es bien conocido que, en el instante de realizarse un tatuaje, buena parte de la tinta alojada en la dermis inicia de forma natural un largo y complejo viaje, en ocasiones de varios años de duración, a bordo de los macrófagos y con destino a los ganglios y otros órganos del sistema linfático. Por ejemplo, un estudio publicado en PLoS ONE en 2014 y realizado sobre muestras de cadáveres portadores de algún tatuaje, demostraba que todos ellos presentaban ennegrecimiento de sus ganglios linfáticos regionales ocasionado por la tinta de sus tatuajes. Sin embargo, hasta el momento no existen evidencias de que la presencia de estos pigmentos en los ganglios linfáticos ocasione algún tipo de patología, a pesar de las altas concentraciones de hidrocarburos policíclicos aromático (PHA) allí encontrados.
“Una cosa es que se haya visto este efecto, es decir que los PHA se acumulen en los ganglios, y que en base a ello se genere una hipótesis de trabajo, y otra muy distinta es que existan evidencias científicas de que ello se cumpla y generen un efecto negativo sobre ellos. En este sentido, no existen tales evidencias”, afirma el Dr. Donís Muñoz Borrás, de la Clínica Dermatológica Donís Muñoz, autor del libro ‘Tratado sobre los tatuajes. Claves para su eliminación con láser’ .
En relación a si los tatuajes pueden generar mayor riesgo de desarrollar un cáncer, este experto explica que las tintas negras son potencialmente cancerígenas por su alto contenido en hidrocarburos aromáticos, pero añade que “no hay ningún dato que demuestre que ello genere más casos de cáncer o problemas de salud en la vida real”.
“Las tintas negras se vienen empleando desde hace 4.000 años, prácticamente no han cambiado su composición y se elaboran a partir del carbón. Existen culturas, como las maoríes, que llevan el 80% de su cuerpo cubierto de tatuajes y no se ha visto que tengan mayor incidencia de cáncer. Una cosa son las hipótesis de trabajo y otra las realidades. Yo ni estoy en contra ni a favor de los tatuajes, es una opción personal que debe tomar de modo responsable cada persona. Como médico lo que busco es la evidencia científica, y lo que ésta nos dice es que efectivamente se ha visto que los pigmentos de los tatuajes migran a los ganglios linfáticos, pero no hay evidencias, al menos hasta la fecha, de que ello haya generado los problemas de salud que se apunta en el artículo publicado”, afirma el Dr. Muñoz.
Los autores del trabajo publicado en Scientific Reports advierten, sin demostrarlo, de que la presencia de tinta en los ganglios puede generar un detrimento del sistema inmunológico, “pero también existen otros estudios que muestran lo contrario, por ejemplo, un trabajo publicado en American Journal of Human Biology (2016) por investigadores de la Universidad de Alabama en el que se ve que cuantos más tatuajes, mayor es la inmunidad que tienen las personas”.
Otro estudio realizado Copenhage (Dinamarca) en cobayas trataba de demostrar que la piel tatuada de negro, si se exponía continuamente a radiaciones ultravioleta, conllevaría a un mayor riesgo de contraer cáncer de piel. “Las conclusiones de este trabajo fueron bien distintas ya que la incidencia de cáncer de piel en los cobayas tatuados fue bastante menor”.
Por otro lado, sobre si la acumulación de los pigmentos en los ganglios linfáticos puede alterar los resultados de pruebas diagnósticas, Muñoz señala que “efectivamente estos depósitos de tinta pueden generar graves errores de interpretación dando falsos positivos tras la realización de pruebas diagnósticas por imágenes mediante PET/TAC o en la detección del ganglio centinela en pacientes con melanoma”.
“Es por ello que recomendaría a toda persona tatuada o que haya tenido un tatuaje, que en caso de precisar realizarse alguna de estas pruebas diagnósticas advierta al radiólogo que lleva o ha llevado tatuajes. Con ello evitaremos estos graves errores diagnósticos”.
Hay otros rumores que apunta a que, en presencia de tatuajes, las resonancias magnéticas pueden generar quemaduras. “Esto no es así. Es cierto que la zona, si presenta un tatuaje muy grande y el pigmento fuera metálico, puede calentarse más, pero es algo que se soluciona aplicando un paño húmedo en la zona. Además, este mayor calentamiento sólo ocurre cuando hay pigmentos procedentes de sales metálicos, que en la actualidad se usan muy poco ya que la mayoría de veces se trata de pigmentos sintéticos azoicos”.
Este dermatólogo, que lleva años evaluando la evidencia científica sobre tatuajes y salud, desmiente la creencia que existe en relación a los tatuajes y los peligros de realizar la anestesia epidural en personas con tatuajes en la zona lumbar. Explica que los potenciales riesgos de la anestesia por punción epidural derivan de la posibilidad de introducir restos de tinta en el sistema nervioso central generando con ello problemas de distinto índole. Para evitar tal posibilidad es suficiente con practicar una pequeñísima incisión en el punto de la piel por donde debe pasar la aguja. En la actualidad, la tendencia de los anestesistas va en ese sentido.
Por último, en relación con la eliminación de tatuajes con láser, el estudio de Scientific Reports no demuestra un vínculo entre esta técnica y los posibles problemas generados por una mayor migración de los pigmentos de tinta hacia los ganglios, sólo establece una hipótesis de trabajo que en la práctica clínica diaria no se da. No obstante, la eliminación de tatuajes sí que puede generar otros problemas como cicatrices hipertróficas o reacciones inflamatorias locales y sistémicas entre otros.
“Los tatuajes se deben quitar siempre bajo control médico, directamente por un dermatólogo. Hay estudios que muestran que el número de complicaciones en la eliminación de los tatuajes es proporcional a la profesionalidad y experiencia de la persona que los quita. Porque hay gente que los elimina y no tiene ninguna preparación. Quitar tatuajes no es una tarea fácil y previsible. Todo lo contrario. El dermatólogo es el que conoce mejor la piel, el que puede predecir problemas, detectarlos a tiempo y tener capacidad para aplicar un correcto tratamiento”, concluye Donís Muñoz.
Redacción: Ángeles López. Revisado por: Donís Muñoz